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oralidad
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¿QUÉ SIGNIFICA...?

La oralidad es un verdadero rodaje de sentidos para comprender los mundos, es la mixtura perfecta entre las palabras para enfrentar o conquistar a los otros; también para hundirse o para sobrevivir. Es en general, la base de la escritura y de la lectura de la vida, por ello, desde el centro de interés la oralidad se reconoce como la forma de relacionarse con lo otro, tratando de encontrar el sentido y la mediación necesaria, en cuanto a acercamiento de lenguajes, conocimientos y saberes locales.

 

En el proceso que implica la oralidad, el sujeto es emisor de contenidos y para ello se apropia de su contexto cultural, su acervo lingüístico y con él, de colecciones inmensas de mensajes y de temáticas; acopia herramientas básicas como escuchar, hablar y gestualizar. Con la primera, se establece relación de respeto y captura de la información que proviene del emisor; con la escucha se sopesa, se compara, se aproxima a la diversidad y se decanta para contribuir a la emisión de un texto nuevo que complemente los mensajes del otro. Cuando escuchar se corta por múltiples razones, la comunicación se anula.

El habla es el fundamento, es el ejercicio de clasificar y de ordenar las ideas de entre todos los conocimientos almacenados en las memorias con el propósito de comunicar o expresar algo. Cuando se ponen las palabras en una de las bodegas del conocimiento, es a través de las puertas de esas bodegas por donde se ingresa a la memoria y se seleccionan los insumos requeridos: mitos, leyendas, recetas y asuntos de cocina, recuerdos diversos de situaciones específicas, instrucciones, miedos; argumentaciones matemáticas o científicas, política, economía o cualquier área de la información. De esta manera el habla evoca, y ordena con destino a solucionar las necesidades específicas de conversación.

El tercer verbo es el decorado, la ambientación, la puesta en escena,  es lo que el otro ve; es el maquillaje y el vestuario del mensaje. La gestualidad comunica desde lo no verbal; en ella se combinan las miradas, las formas más extremas de mover los músculos para hacer comprender al interlocutor de que la emisión del mensaje está cargada de sentido. Por ello, es preciso que se entrene permanentemente el cuerpo y el rostro, que ajuste sus expresiones a las formas de la palabra, para que quien “escucha” también mire y se inquiete o se disponga a reflexionar sobre sus herramientas de aporte o de ataque, según sea el caso.

Así pues, el centro de interés Agentes de lectura apuesta por el encuentro con el capital social y cultural; con la memoria, la diversidad y la cotidianidad de los estudiantes participantes. Desde la escucha, el habla y la gestualidad surgen cuestionamientos que poco a poco van formando narraciones vivas y creativas.

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